La cocina inglesa (I)
Cuando Chirac, resentido porque Blair se negaba a renunciar al cheque británico durante una de las últimas cumbres europeas, afirmó que no se podía confiar en un pueblo cuya comida era tan mala, estaba voceando un tópico bien extendido por todo el continente, y mucha gente se sonrió. La cocina británica, en efecto, tiene fama de ser bastante mala, y desde luego no voy a afirmar que sea infundada. Pero no es tan pobre como la mayoría de la gente piensa, y muchos de sus platos pueden resultar deliciosos. En esta anotación y en las siguientes me gustaría dar a conocer lo que sé de la gastronomía británica (que no es mucho, me temo), y tratar de lavar un poco su reputación.La cultura culinaria de los británicos es más bien pobre, es cierto. Sus hábitos alimentarios son bastante mejorables. Pero es injusto despreciar sin más su gastronomía. En primer lugar, desde hace varios años el buen comer se ha puesto de moda. Los británicos son muy aficionados a ir a cenar fuera de casa, y Londres y otras ciudades como Bristol cuentan con una oferta de restaurantes más que respetable. Hace un año un restaurante inglés fue votado el mejor del mundo en una prestigiosa competición mundial, en cuya lista de finalistas figuraban un buen número de establecimientos británicos. Este año el mismo restaurante, The Fat Duck, ha quedado segundo (detrás de El Bulli del genial Ferrán Adrià). En 2001 fue también nombrado restaurante del año por la guía Michelin.En segundo lugar, el mismo arte de cocinar se ha ganado últimamente el interés de los británicos. Distintos chefs estrella como Jamie Oliver, Gary Rhodes, Nigella Lawson o Gordon Ramsay compiten en popularidad y ventas de sus respectivos recetarios. Casi todos los dominicales de los principales periódicos cuentan con su sección de gastronomía, en la que publican recetas tirando a sofisticadas. Posiblemente la mayoría de la gente lo único que hace es leerlas, salivar, recortarlas, meterlas en el cajón y no cocinarlas jamás (yo uno de ellos), y lo mismo con los libros de recetas. Pero la gente que sí que se anima a ponerse con las manos en la masa encontrará en los supermercados y tiendas especializadas un abanico de ingredientes de calidad digno de admiración (aunque a un precio). La gastromía es negocio en el Reino Unido.Se me podría arguir que sí, que vale, que los británicos quizás ahora se preocupan por comer mejor, pero que para ello han tenido que recurrir a las especialidades de otros países y culturas. Esto es cierto: han adoptado muchos platos provenientes de las cocinas italiana, india o china, por poner tres ejemplos. Pero también la misma cocina británica está beneficiándose de un renacer. En los últimos años se han puesto de moda los pubs que sirven platos típicos británicos "de calidad". En Bristol hay unos cuantos de ellos: Picture House, Tinto Lounge y The River son quizás los más recomendables.La cocina inglesa (dejaré de hablar de británica, ya que no sé mucho de las variedades escocesa o galesa) es poco sofisticada. Nada que ver con los refinamientos de la francesa o la japonesa. Aunque en realidad esto no tiene por que ser un handicap: muchos platos españoles no son precisamente alardes de sutileza (una fabada), sino que triunfan por su combinación de ingredientes deliciosos de muy buena calidad. Con las especialidades inglesas no tiene por qué ser distinto: siendo exigente con las materias primas y cocinándolas con destreza se puede dar lugar a platos deliciosos, y de esto puedo dar fe.Para dejaros con la intriga y no extenderme demasiado lo voy a dejar aquí por hoy. En mi próxima anotación hablaré de las especialidades de cocina inglesa más típicas, al menos aquí en el sur del país.
Cuando Chirac, resentido porque Blair se negaba a renunciar al cheque británico durante una de las últimas cumbres europeas, afirmó que no se podía confiar en un pueblo cuya comida era tan mala, estaba voceando un tópico bien extendido por todo el continente, y mucha gente se sonrió. La cocina británica, en efecto, tiene fama de ser bastante mala, y desde luego no voy a afirmar que sea infundada. Pero no es tan pobre como la mayoría de la gente piensa, y muchos de sus platos pueden resultar deliciosos. En esta anotación y en las siguientes me gustaría dar a conocer lo que sé de la gastronomía británica (que no es mucho, me temo), y tratar de lavar un poco su reputación.La cultura culinaria de los británicos es más bien pobre, es cierto. Sus hábitos alimentarios son bastante mejorables. Pero es injusto despreciar sin más su gastronomía. En primer lugar, desde hace varios años el buen comer se ha puesto de moda. Los británicos son muy aficionados a ir a cenar fuera de casa, y Londres y otras ciudades como Bristol cuentan con una oferta de restaurantes más que respetable. Hace un año un restaurante inglés fue votado el mejor del mundo en una prestigiosa competición mundial, en cuya lista de finalistas figuraban un buen número de establecimientos británicos. Este año el mismo restaurante, The Fat Duck, ha quedado segundo (detrás de El Bulli del genial Ferrán Adrià). En 2001 fue también nombrado restaurante del año por la guía Michelin.En segundo lugar, el mismo arte de cocinar se ha ganado últimamente el interés de los británicos. Distintos chefs estrella como Jamie Oliver, Gary Rhodes, Nigella Lawson o Gordon Ramsay compiten en popularidad y ventas de sus respectivos recetarios. Casi todos los dominicales de los principales periódicos cuentan con su sección de gastronomía, en la que publican recetas tirando a sofisticadas. Posiblemente la mayoría de la gente lo único que hace es leerlas, salivar, recortarlas, meterlas en el cajón y no cocinarlas jamás (yo uno de ellos), y lo mismo con los libros de recetas. Pero la gente que sí que se anima a ponerse con las manos en la masa encontrará en los supermercados y tiendas especializadas un abanico de ingredientes de calidad digno de admiración (aunque a un precio). La gastromía es negocio en el Reino Unido.Se me podría arguir que sí, que vale, que los británicos quizás ahora se preocupan por comer mejor, pero que para ello han tenido que recurrir a las especialidades de otros países y culturas. Esto es cierto: han adoptado muchos platos provenientes de las cocinas italiana, india o china, por poner tres ejemplos. Pero también la misma cocina británica está beneficiándose de un renacer. En los últimos años se han puesto de moda los pubs que sirven platos típicos británicos "de calidad". En Bristol hay unos cuantos de ellos: Picture House, Tinto Lounge y The River son quizás los más recomendables.La cocina inglesa (dejaré de hablar de británica, ya que no sé mucho de las variedades escocesa o galesa) es poco sofisticada. Nada que ver con los refinamientos de la francesa o la japonesa. Aunque en realidad esto no tiene por que ser un handicap: muchos platos españoles no son precisamente alardes de sutileza (una fabada), sino que triunfan por su combinación de ingredientes deliciosos de muy buena calidad. Con las especialidades inglesas no tiene por qué ser distinto: siendo exigente con las materias primas y cocinándolas con destreza se puede dar lugar a platos deliciosos, y de esto puedo dar fe.Para dejaros con la intriga y no extenderme demasiado lo voy a dejar aquí por hoy. En mi próxima anotación hablaré de las especialidades de cocina inglesa más típicas, al menos aquí en el sur del país.
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