La cuesta de Enero… un buen momento para volver a la cocina de supervivencia.
Según diversos estudios de consumo, los españoles no nos fijamos en los precios cuando compramos… no es nuestra prioridad, algo que me sorprende teniendo en cuenta que ocho millones de personas viven con menos de 300 euros al mes, incluyendo a los pensionistas, que por razones obvias debieran cuidar muy especialmente su alimentación. Esa estadística debe ser similar a la de que nuestro país es el tercero europeo en tasa de obesidad infantil, por debajo de griegos y portugueses: yo no veo a niños gordos por ninguna parte, ni tampoco veo a personas despreocupadas por el precio de los alimentos, personas que compren alegremente cualquier cosa en cualquier momento. Unos y otros deben ser invisibles para todos menos para las estadísticas.
Es cierto que cada vez se come peor a pesar de tener España un nivel de vida muy elevado y que esa nutrición incorrecta nos enferma. Los platos preparados “de baja calidad” campean por sus fueros en los supermercados, salchichas a 30 céntimos, “San Jacobos” a menos de un euro, pizzas a dos euros, magdalenas a poco más de un euro. Y yo pregunto, ¿se pueden hacer 12 magdalenas, envasarlas, distribuirlas, que gane dinero también el que las vende y todo por un euro cincuenta (249 ptas.)? Los ingredientes para esas 12 magdalenas son: leche, huevos, aceite de oliva, mantequilla, azúcar, harina, levadura, un poco de ralladura de limón… todos ellos, ya sin que nadie gane dinero, cuesta eso. Pongamos un poco de sentido común: no pueden ser de calidad unas magdalenas cuyos ingredientes cuestan más dinero que su precio final.
¿Y cómo comer bien sin arruinarnos? Mejor que pastelería industrial, comamos pan con leche condensada, miel, mantequilla y mermelada, aceite y azúcar, etc. Mejor que San Jacobos congelados o prefabricados elijamos cinta de lomo a la plancha con una loncha de queso y una de bacón por encima, mejor que salchichas Frankfurt de mala calidad consumamos otras frescas, mejor que “varitas de pescado” tomemos sardinas rebozadas (fantásticas para los niños); mejor que pizzas son los bocadillos, que pueden también meterse en el horno y son deliciosos. La famosa internacionalmente cocina tradicional española, es básicamente cocina de supervivencia, platos realizados con lo que se tiene en cada lugar, en cada momento. La cocina de supervivencia, que es donde están nuestras raíces culinarias, es la cocina de la que podemos beber y comer cada día al mejor precio. En Enero tenemos un cordero buenísimo y barato, acelgas, calabazas, legumbres, el pescado azul baja muchísimo, debido a que el blanco también lo hace. Pongamos imaginación y volvamos a la sencillez, volvamos a la inteligencia de comer bien y barato, se puede y se debe. >¡Ánimo!
Según diversos estudios de consumo, los españoles no nos fijamos en los precios cuando compramos… no es nuestra prioridad, algo que me sorprende teniendo en cuenta que ocho millones de personas viven con menos de 300 euros al mes, incluyendo a los pensionistas, que por razones obvias debieran cuidar muy especialmente su alimentación. Esa estadística debe ser similar a la de que nuestro país es el tercero europeo en tasa de obesidad infantil, por debajo de griegos y portugueses: yo no veo a niños gordos por ninguna parte, ni tampoco veo a personas despreocupadas por el precio de los alimentos, personas que compren alegremente cualquier cosa en cualquier momento. Unos y otros deben ser invisibles para todos menos para las estadísticas.
Es cierto que cada vez se come peor a pesar de tener España un nivel de vida muy elevado y que esa nutrición incorrecta nos enferma. Los platos preparados “de baja calidad” campean por sus fueros en los supermercados, salchichas a 30 céntimos, “San Jacobos” a menos de un euro, pizzas a dos euros, magdalenas a poco más de un euro. Y yo pregunto, ¿se pueden hacer 12 magdalenas, envasarlas, distribuirlas, que gane dinero también el que las vende y todo por un euro cincuenta (249 ptas.)? Los ingredientes para esas 12 magdalenas son: leche, huevos, aceite de oliva, mantequilla, azúcar, harina, levadura, un poco de ralladura de limón… todos ellos, ya sin que nadie gane dinero, cuesta eso. Pongamos un poco de sentido común: no pueden ser de calidad unas magdalenas cuyos ingredientes cuestan más dinero que su precio final.
¿Y cómo comer bien sin arruinarnos? Mejor que pastelería industrial, comamos pan con leche condensada, miel, mantequilla y mermelada, aceite y azúcar, etc. Mejor que San Jacobos congelados o prefabricados elijamos cinta de lomo a la plancha con una loncha de queso y una de bacón por encima, mejor que salchichas Frankfurt de mala calidad consumamos otras frescas, mejor que “varitas de pescado” tomemos sardinas rebozadas (fantásticas para los niños); mejor que pizzas son los bocadillos, que pueden también meterse en el horno y son deliciosos. La famosa internacionalmente cocina tradicional española, es básicamente cocina de supervivencia, platos realizados con lo que se tiene en cada lugar, en cada momento. La cocina de supervivencia, que es donde están nuestras raíces culinarias, es la cocina de la que podemos beber y comer cada día al mejor precio. En Enero tenemos un cordero buenísimo y barato, acelgas, calabazas, legumbres, el pescado azul baja muchísimo, debido a que el blanco también lo hace. Pongamos imaginación y volvamos a la sencillez, volvamos a la inteligencia de comer bien y barato, se puede y se debe. >¡Ánimo!
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